Tengo 25 años y NUNCA he tenido novio
- Nicole Rodríguez
- 12 feb 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 21 ago 2021

En el pasado fui muy enamoradiza, me ilusionaba muy fácil cuando me gustaba algún chico e incluso idolatraba mucho al que se encontrara a la fila. Los años y las experiencias 'románticas' hicieron que cambiara mi forma de ver a los hombres y a las relaciones. Me rompieron el corazón incontables veces hasta que finalmente opté por elegirme a mi.
Culpo un poco a las películas románticas y a las series por vender esas parejas perfectas las cuales antes creía que podían ser reales. Idealicé tanto el amor y me imaginaba un romance de cuento de hadas, el príncipe, la boda, los hijos y por supuesto el final feliz. Vaya sorpresa me llevé después de todas mis decepciones amorosas.
Mi primera decepción fue cuando estaba en el colegio y me gustó un chico por varios años, todos esos años intenté hacer algo para que el se fijara en mi pero no sirvieron de nada, le di cartas cada 14 de febrero, le mandé notas, hice que mis amigas le dijeran que me gustaba. En fin hice todo lo que mi yo de esa época creía que funcionaría. Pero que recibí a cambio? Pues rechazo en la mayoría de intentos. Lloré mucho por las veces que me rechazó hasta que antes de terminar el bachillerato por fin lo dejé atrás.
Luego de mi experiencia con mi primer 'enamoramiento' conocí a otros chicos y las cosas tampoco funcionaron, al igual que la primera vez me ilusioné demasiado, di todo lo que pude de mi y me rechazaron.
Ya en la universidad y siendo adulta creí que los chicos serían diferentes pero no. Seguí con la corriente y empecé a tener citas y vaciles. Intentaba involucrar lo menos posible el corazón porque sabía que si lo hacía saldría perdiendo.
Desde entonces salí con uno que otro chico que me gustaba, unas pocas veces las cosas fueron mutuas pero no como para iniciar una relación. Jamás salí con un chico por más de un mes y me refiero a salir de ambos gustarnos, conocernos el uno al otro, hablar cada vez que se podía, tener citas, salir a comer o a conocer algún lugar, casi como un noviazgo. Simplemente no se dió y aunque en su tiempo dolió y sentí que había algo malo conmigo al ver que mis amigas tenían novios pude superarlo cuando a mis 22 años me enamoré por primera vez.
Me enamoré de un chico que cambió por completo mi forma de ver el amor de pareja, hizo todo lo que nadie había hecho conmigo antes, me aceptaba tal como soy. Me trató de la forma en que ningún hombre me había tratado, fue mi amigo antes que nada y aunque no llegamos a ser novios y lo nuestro no duró me ayudó a abrir los ojos y saber que no merezco nada menos que lo que él me brindó y no podría estar más agradecida.
Nunca tuve novio, nunca me regalaron rosas o chocolates, tampoco tuve que ahorrar para dar un regalo, no presenté a nadie en una reunión familiar o a mis amigos pero está bien. Se puede decir que tuve experiencias que fueron mucho más rápidas pero de eso se trata la vida, de intentar, de equivocarse pero sobre todo de aprender y crecer que fue lo que yo hice.
Estuvo Wilmer, Allan, Álvaro, Andrés, Luis, Cristian, Esteban, Jason, Mateo, Daniel, Jorge, David, Francisco y otros de los que ya me olvidé el nombre.

Ahora veo al amor de pareja de forma distinta, no todo es color de rosa y tampoco es tan fácil encontrar a ese alguien especial y que funcione. Veo al amor de una manera más madura. Sé que es lo que me gustaría en una persona y no quiero menos que eso. Todos merecemos a alguien que nos acepte tal como somos y que nos quiera tanto como nos queremos a nosotros mismos. No necesitamos otra mitad porque no somos una mitad. Si el amor llega debe ser completo, debe llenar cada espacio. No es amor cuando sientes mariposas en el estómago o sientes nervios, es amor cuando sientes paz, tranquilidad, cuando te sientes a salvo y como si estuvieras en tu propio hogar. El amor no te cambia sino que saca la mejor versión de ti. Te acepta y te hace crecer. Eso aprendí y no me arrepiento de todo lo que viví para llegar a esta conclusión. Disfruté y sentí cada risa, cada abrazo, cada beso, cada lágrima, cada mano que tomé y finalmente solté; lo disfruté TODO.
Por ahora no busco a nadie, estoy concentrada en mi misma en mejorar como persona y hacer lo que me gusta. Quién sabe y dejando de buscarlo el amor me encuentre.
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