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'Un año terrible, horrible, espantoso'


En enero batallé para terminar la universidad. Un profesor me hizo la vida imposible, pero lo logré.

En febrero mis días de universidad terminaron. Me enfermé, fui al hospital dos veces y estuve en casa en cuarentena durante una semana.

En marzo ya estaba sana. Me reuní con mis amigos del cole, me reí y bebí mucho. Reprobé el examen de grado. Caí en un agujero oscuro, me sentí sola.

Le escribí a mi mejor amigo que estaba en el extranjero, sus correos me levantaron un poco el ánimo.

Después de días de no querer salir de casa, lo hice y conocí a alguien que devolvió los colores a mi vida que se sentía desgastada. Empezamos a conocernos.

En abril salimos juntos varias veces, nos dimos nuestro primer beso en el jardín botánico. Sentí que por primera vez podía ser yo con alguien, sentí que me enamoré por primera vez. Fue la primera vez para varios nuevos sentimientos. Pero justo cuando me estaba sintiendo cómoda, él se fue. Sin explicación, sin decir adiós.

Volví a caer en un agujero oscuro y me quedé ahí por un largo tiempo.

En mayo, pasé el examen y por fin después de tanto podía graduarme. Lloré de felicidad y tranquilidad.

Fui al campo y conocí nuevas personas.

En junio lloré mucho. Un día salí de casa para alejarme de todo y en la calle conocí a alguien. Empezamos a salir.

En julio llegó mi ceremonia de graduación. Mi papá no fue. Ni mucho menos el chico con el que salía. No dejé de pensar que el chico del que me había enamorado quizá si me habría acompañado en un momento tan especial como este.

Me gradué sola, nadie era mi amigo, a duras penas reconocía a personas que algún día tuvieron clases conmigo. Todos mis "amigos" se graduaron antes.

En agosto fui a la playa con mi familia. Lloré muchísimo. Y a pesar de que el mar es mi lugar favorito, no pude disfrutarlo en absoluto.

Fui al cine con mi mejor amiga, conversamos y lloré mientras le contaba que estaba cansada de llorar y pasarla mal.

En septiembre fui a una fiesta en casa de mi mejor amiga. Vi muchos videos de José de la Serna. Escuché Kpop por primera vez. Encontré algo con que distraer mi mente.

En octubre dejé de hablar con el chico que estaba saliendo. Me corté el cabello muy muy corto, lo hice yo misma y tuve que ir a la peluquería para que lo arreglaran.

Fui a una fiesta de Halloween con mi mejor amiga, bailé y bebí mucho. Me divertí.

En noviembre cumplí años, mi mejor amiga vino a mi casa para pasar tiempo conmigo.

En diciembre, el muchacho que me dejó reapareció en mi vida. Volvió con un mensaje de 'lo siento'.

Acepté su disculpa. Me volví a ilusionar. Salimos juntos una vez antes de navidad, pero lo nuestro no funcionó y esta vez ambos nos fuimos sin decir adiós. Me guardé todo lo que quería decirle, volví a sentirme profundamente triste.

Durante todo el año hice varias cosas, fui al campo, fui a ver dinosaurios, fui al museo del agua y también al teleférico. Se suponía que cada salida me haría sentir feliz y despejaría la mente pero lloré y me sentí triste en cada uno.


Por este año en específico soy la persona que soy hoy en día. Gracias a todo lo que viví me he convertido en una persona resiliente y sensata. He logrado identificar mis conflictos y los he solucionado de la mejor manera. Lo he hecho por mi y para mi. El proceso ha sido largo y doloroso pero he podido manejarlo. Aprendí y entendí que necesitamos oscuridad para encontrar la luz, y que también necesitamos tristeza para ser felices. Todo tiene una razón de ser. La vida es dura y complicada para todos, pero estar vivo es el mejor regalo.

La paz que siento ahora no la cambio por nada, me costó muchísimas lágrimas y malos ratos pero aquí estoy más fuerte y feliz que nunca.



 
 
 

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